Durante la semana pasada tuvimos que elaborar un cuestionario sobre las
nuevas tecnologías y a raíz de él, realizar una reflexión.
Cuando la tuvimos que presentar en clase, Linda las repartió al azar,
ya que cada uno debía tener una diferente a la que había hecho. Imaginábamos
que sabíamos reflexionar, en cambio, nos dimos cuenta de que creíamos mal.
A la hora de corregir las reflexiones de los compañeros nos dimos
cuenta de los errores que cometíamos, debido a que teníamos una falsa visión
del término “reflexión”. Añadir que gran parte de la clase sólo hallábamos
dos tipos de reflexiones, descriptiva y dialógica. Asimismo, muy
poca gente llegaba a la reflexión crítica, puesto que estamos más acostumbrados
a relatar un suceso que a analizarlo.
Respecto a la organización, cada alumno seleccionaba en la reflexión
que le había tocado los tres tipos que hay, para así cultivarse de los
diferentes modelos. Sin embargo, había algunos que no sabían dónde enfocarlo y
pensaban que era una pre-reflexión, dicho de otro modo, una descripción.
En ese momento, preguntamos a Linda las frases en las que no sabíamos
diferenciar su categoría, por lo cual ella resolvía nuestras dudas.
Por último, cabe destacar el punto en común que tuvimos la mayor parte del
grupo al citar el desconocimiento de múltiples herramientas de los dispositivos
electrónicos que empleamos a diario.
Percibimos que la mayoría de la clase había utilizado un gran
porcentaje de reflexión descriptiva, ya que en los centros de los que
procedemos no hemos practicado este tipo de tareas.
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